Para Fidel Castro Ruz, líder del Movimiento 26 de Julio, la vía del asalto a los cuarteles era una estrategia necesaria, para deponer a Batista. Ya las experiencias de 1953 habían demostrado el impacto de la organización, que operaba de forma clandestina en el oriente, en esa década fecunda de la historia cubana.
En marzo de 1956 en Cauto Cristo la formación revolucionaria apenas trascendía, solo un pequeño puñado de hombres de coraje sobrenatural, eran capaces de seguir el ejemplo del Líder Histórico.
Tras la orden del Comandante en Jefe al Capitán del Ejército Rebelde Carlos Borja Garcés, de organizar un grupo celular en la zona del Cauto hasta Cacocum, las acciones en Cauto Cristo tuvieron más notoriedad.
Hubo reuniones, los integrantes de esta célula, lograron una estructura de mando, establecieron áreas de seguridad para acampar y unieron fuerzas para apoyar al Movimiento 26 de Julio, que tenía en La Plata, su bastión fundamental.
La historia recoge momentos importantes para ese equipo en este territorio, como la confección de brazaletes, el diagnóstico de posibles delatores, la organización de sabotajes.
En esta etapa, también trascendió la detención de Colompo Peña, uno de los integrantes del movimiento, por parte de los casquitos, como se les conocía a los soldados batistianos. Pero los principios fidelistas de lealtad, compromiso y valentía, sobresalían en la personalidad de este revolucionario. Los adversarios no obtuvieron información alguna, sobre las acciones de su agrupación.
En mayo de 1957, Luis Hernández de Castro, quien vivía en el cuartón de la Victoria, se integra al movimiento. Posteriormente Rafael Reyes Amador, del cuartón Limones, en el mes de agosto, se suma también como miembro, en respuesta al fortalecimiento de esta célula.
Rafael Infante, uno de los actores rebeldes reconocidos, procedente de Río Cauto, es quien va extendiendo por esta demarcación, el accionar revolucionario, con la captación de hombres de confianza para las tareas del grupo.
Para 1958, el proceso había logrado más madurez.
Ángel Fernández Parra, fue uno de esos jóvenes intransigentes que decidieron atacar el cuartel de la tiranía batistiana el primero de abril. La misión incluía volar el puente para evitar refuerzos de la tiranía, que venían hacia la zona de Holguín.
En estas acciones pierde la vida ese discípulo honorable de Fidel, quien se entregó sin reservas a la causa justa de la libertad.
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