Cuando Orlando Fonseca Cedeño comenzó a trabajar en la Empresa Eléctrica de Granma, en el municipio de Buey Arriba –con unos 21 años de edad- quizás nunca pensó que toda su vida laboral transcurriría allí.
Sin embargo, hoy a casi cuatro décadas de aquel distante día de 1986 sigue aferrado a una profesión que le ha hecho transcender en el tiempo, al amparo de una familia que sin ella “no podría haber logrado nada”.
“Soy privilegiado de trabajar en la Empresa Eléctrica de Granma. No todo el mundo puede laborar en nuestra entidad; hay que amar la profesión de liniero y tener vocación para el trabajo”, asegura Fonseca Cedeño con una voz marcada por sus 59 años de edad.
Orlando es jefe de brigada en la UEB Buey Arriba y acumula 38 años de experiencia entre postes, líneas eléctricas, cables… amaneceres y ocasos.
Su vocación es más fuerte que cualquier dificultad que pueda enfrentar al restablecer el servicio eléctrico tras el paso de algún huracán u otro desastre natural. Así lo demostró en los municipios guantanameros de San Antonio del Sur, Imías y Baracoa.
“Es una labor sacrificada. Hay momentos en que abandonamos a nuestra familia para dar un paso al frente y cumplir una tarea”; manifiesta mientras que en las palabras se descubre un profundo compromiso con su profesión.
Hoy presta servicios en el municipio de Caimito, en la provincia de Artemisa, junto a sus siete linieros especializados, una fortaleza que no tiene otra brigada en el Contingente. Esta es la séptima ocasión en que Orlando forma parte del “Desembarco del Granma” en tareas de recuperación.
“Tengo la dicha de contar con siete linieros. La Unidad Empresarial de Base Buey Arriba se ha preocupado mucho por su capacitación”, afirma.
Siente un inmenso orgullo por sus muchachos, como un padre que ha sabido educar correctamente a sus hijos. Basta preguntarle por ellos para percibir el valor que tienen esos jóvenes para él.
“Mi brigada es lo máximo. Mis muchachos son laboriosos, dedicados a su trabajo y se ayudan mutuamente en la labor que realizan”, dice entusiasmado.
En el diálogo con Orlando hay un punto de inflexión. Ahora su pensamiento vuela desde Artemisa hasta Buey Arriba y la añoranza por la familia le aprieta el pecho.
“Tengo una esposa, dos hijos y dos nietos. Ellos son un apoyo en cada paso que doy. Siempre al partir me dicen que me cuide y cuide de mis compañeros. Mi familia es lo más importante en mi vida; sin ellos no podría haber logrado nada”, confiesa. (por Frank Fonseca Espinosa).
Leave a Reply