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¿Cómo hacer para que no falten peces en los estanques?

Bartolomé Masó, Granma.–Por vez primera, en sus más de tres décadas de existencia, la unidad empresarial de base (UEB) Acuipaso –la mayor estación acuícola de la provincia de Granma– no desarrollará el cultivo intensivo de especies como la tilapia y el clarias.

La decisión no es fortuita. La falta de liquidez del país para importar los piensos que respaldan la base alimentaria de estos animales ha obligado a la entidad a movilizar sus fuerzas productivas hacia las áreas destinadas al alevinaje como principal alternativa para no poner en pausa el cultivo de peces de agua dulce.

Esa estrategia, de acuerdo con Deyvis Chacón Matos, jefe de Producción de Acuipaso, contempla el incremento de más de una treintena de hectáreas que, al menos para este 2023, se han destinado a la siembra de ciprínidos como la tenca, la carpa y la amura, entre otros.

«Como las áreas que teníamos destinadas al cultivo intensivo no se van a explotar en esa actividad este año, debido al déficit de pienso importado, una parte de la granja se ha destinado a la conservación, precisamente, del clarias y la tilapia, y la otra, que es la de mayor extensión, se emplea para el alevinaje, con un significativo crecimiento de 18 a 50 hectáreas», detalló.

«El cultivo intensivo requiere de grandes cantidades de pienso importado porque es una mayor concentración de animales con un suministro sistemático de alimentos, mientras que el mantenimiento del banco reproductor de tilapias y clarias es posible realizarlo con piensos de producción nacional y suplementos frescos, a base de residuales de la industria».

En tal sentido, añadió Chacón Matos, aun cuando han tenido que sortear la inestabilidad en la llegada de algunos suministros para la alimentación de esas especies, el banco de conservación se ha podido mantener a buen resguardo, «por lo que, de mejorar la situación financiera del país, estaríamos en condiciones de retomar el cultivo intensivo».

Ante esa compleja realidad –que afecta también a su reconocida granja La Cascada, ubicada en la localidad de Barrancas, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Bayamo, y cuya actual situación amerita otro reportaje– la UEB ya concretó en el primer ciclo de este año la siembra de unos 3,4 millones de alevines, y tiene previsto alcanzar la cifra de 18,5 millones al cierre de su plan anual, teniendo en cuenta que estos peces no requieren de pienso importado.

«Sembramos alevines de entre siete y diez gramos, que se destinan luego a los embalses de la provincia, a productores privados y a entidades del territorio que se están insertando en el programa de acuicultura», apuntó el directivo, quien dijo, además, que la arrancada de esta campaña se ha desarrollado en mejores condiciones que en otras etapas, porque disponen del fertilizante orgánico e inorgánico.

Pero, a pesar de ello, uno de los principales desafíos que tiene la estación de Acuipaso es lograr que el mayor porciento de esos animales se recapturen en sus propios estanques, convertidos en peces que puedan alcanzar una mejor supervivencia en las represas, donde se desarrolla su engorde y posterior captura, para la elaboración en la industria pesquera de surtidos conformados que se destinan a la venta directa a la población y al turismo.

DEL SACRIFICIO AL RESULTADO

Parado frente a una de las 164 piscinas de hormigón de Acuipaso, justo antes de sumergirse hasta el pecho para alimentar a los animales, Arturo Flores Leyva, criador de peces en esa unidad desde hace más de dos décadas, aseguró a este diario que 2023 está siendo un calendario muy diferente y retador para la UEB.

«Nuestro fuerte aquí siempre fue el cultivo intensivo, y ahora nos hemos tenido que virar para la producción en grandes cantidades de alevines de ciprínidos, con un plan para este año que demanda bastante sacrificio y una mayor permanencia en la unidad», apuntó.

«Los peces no entienden de día ni de horarios, por lo que aquí hay que estar lo mismo en la mañana que en la noche, para garantizar el adecuado nivel del agua de los estanques y la base alimentaria, porque eso repercute directamente en la calidad del crecimiento y, por ende, en un mejor pago salarial», subrayó.

A su lado, el también criador de peces Luis Emilio Socarrás Pérez, comentó que por ser un centro abierto y de grandes dimensiones, la depredación de las aves suele ser constante e intensa sobre los espejos de agua, algo que implica una labor extra para poder mantener a raya esos animales y evitar pérdidas en la producción.

No obstante, Luis Emilio sabe que allí todo sacrificio en función de la productividad tiene respaldo económico. «Tanto el 50 % de la eficiencia que logremos por encima de lo planificado, como el sobrepeso de los peces según lo previsto, se nos paga extra; es decir, que aunque mi salario básico es de un poco más de 3 000 pesos, he logrado cobrar en un mes desde 8 000 hasta 15 000 pesos por resultados productivos», acotó.

Sin embargo, a juicio de Celso Remón Reyes, especialista principal en la granja de ciprínidos, esos indicadores podrían ser superiores.

«Aquí todo arranca por la reproducción con especies que fueron importadas desde Asia hace más de tres décadas, y aunque hemos garantizado durante todos estos años la reproducción artificial mediante la inyección de hormonas para determinar la maduración, al no renovarse los animales, sobre todo los que están en la granja de ciprínidos y clarias, se afecta la calidad de la larva y la eficiencia del huevo.

«O sea, que aunque hacemos el intercambio de animales entre provincias, el banco de reemplazo que formamos de un año a otro se hace con los mismos peces que tenemos en el país, y lo ideal sería realizar una inversión con nuevos padrones, para refrescar la consanguineidad y elevar así la eficiencia en la reproducción», argumentó.

POTENCIALIDADES POR EXPLOTAR

Tras más de tres décadas sin recibir una reparación capital, Acuipaso, entidad perteneciente a la empresa pesquera de Granma, Pescagran, fue objeto durante los últimos dos años de un proceso inversionista que se dirigió, esencialmente, a la recuperación de sus áreas más estratégicas.

«Aquí llegamos a enfrentar una severa depauperación que estaba provocando el colapso de numerosas áreas, por lo que se trabajó en aquellas que interrumpían o limitaban el desarrollo del proceso productivo», señaló el jefe de esa esfera en la UEB, Deyvis Chacón Matos.

Entre las acciones desarrolladas entonces se encuentran la recuperación de más de 20 estanques en seis hectáreas, con la colocación de losas, juntas y otros objetos de obra, así como la realización de los ajustes necesarios en las entradas y salidas de agua, que permiten ahora la correcta clasificación de los animales.

De igual modo, se rehabilitaron viales y canales afectados por el desvío de agua, y se revitalizaron ocho hectáreas dedicadas al cultivo intensivo, en las que fue posible implementar un proyecto para reducir el factor de conversión, logrando obtener allí una tonelada de pescado por cada 1,6 de comida, muy por debajo de la pauta promedio nacional, que es de dos.

«Este proyecto también se vio interrumpido por las limitaciones financieras que ha tenido que enfrentar el país con la importación de los piensos, pero el propósito es hacerlo extensivo al resto de las unidades acuícolas de la Isla cuando se estabilicen los suministros, o mediante la aplicación de variantes que se estudian con el empleo de la ciencia y la innovación tecnológica», expresó Chacón Matos.

Precisamente, en aras de explotar con mayor eficiencia las potencialidades de Acuipaso, directivos y trabajadores de la entidad abogan por la inclusión de la acuicultura en el programa de Desarrollo de Fomento Agrícola, para impulsar la producción de alimentos.

El deseo es contar con el respaldo en un renglón que oxigena la economía nacional con resultados rápidos y elevadas cantidades que se traducen en ofertas frescas en los mercados, y en comida saludable para los cubanos.

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