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¿Cómo equilibrar productividad y ganancias?

Granma.–Tras las primeras cosechas del tomate en este 2024, ha vuelto el ajetreo cotidiano que en época de molinería caracteriza a la línea de producción de puré y otros derivados de esa materia prima agrícola en la Fábrica de Conservas Yara –enclavada en el municipio homónimo de esta provincia–, en la que se labora hasta 22 horas diarias, en tres turnos de trabajo, para evitar pérdidas y sumarle dígitos a la productividad.

Allí, entre el ruido casi ensordecedor de la añeja maquinaria y los rigores propios de un proceso que requiere de la intervención constante de obreros y operarios, pues la tecnología no está automatizada completamente, se garantiza la calidad de ese y de otros productos como jugos y néctares; vegetales encurtidos; mermeladas y salsas, que se destinan al mercado nacional, al Turismo y a varios programas sociales.

«Esta es una fábrica que tiene un importante compromiso estatal con el país, la provincia y el municipio de Yara», afirmó a este diario Juan Franklin Almiral Rodríguez, jefe de la entidad –perteneciente a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Conservas Granma–, quien aseguró que, sin el esfuerzo colectivo de sus 187 trabajadores y, en especial, de las 74 mujeres vinculadas directamente a la producción, no fuera posible que los indicadores generales de la industria ya muestren para la fecha un cumplimiento superior al 205 %, tras concretarse más de 570 toneladas de las 276 planificadas.

En el caso de la molida del tomate, explicó que superan las 1 355 toneladas procesadas, para más del 60 % del plan previsto, lo que se traduce, también, en más de cien toneladas de pasta de tomate que han sido concentradas en tanques elevados, debido a la carencia de envases tradicionales como el tanque metálico, el de plástico y las bolsas.

«Este año el país no pudo garantizarnos esos materiales, y tuvimos que rescatar, con nuestros innovadores, varios tanques elevados, de acero inoxidable, como una alternativa para no dejar perder nada de la cosecha», agregó Almiral Rodríguez.

Luis Manuel Laera Fonseca, jefe de Producción de la fábrica, comentó, además, que a pesar de las limitaciones que enfrentaron a inicios de este año con la falta de envases y de algunas materias primas como azúcar, aceite y condimentos, han logrado fomentar encadenamientos productivos con mipymes que, en estos momentos, les suministran varios de esos recursos.

«Disponer de estas variantes con los nuevos actores económicos nos ha permitido no tener que renunciar, durante este primer pico de maduración del tomate, a la producción del puré, de la salsa Vita Nuova y del tomate frito», ejemplificó.

PILARES DE LA FÁBRICA

Desde 1965, cuando dejara de ser un molino arrocero y se convirtiera en la Fábrica de Conservas Yara, hasta el año 2009 –fecha en la que se creó una planta homóloga en Sancti Spíritus–, esta entidad fue la principal productora de compota de mango del país, responsabilidad que, hasta el calendario pasado, asumió para las provincias orientales.

«Este año nos corresponde garantizar 238 toneladas de pulpa de mango que se destinarán a la industria espirituana, en la que se encuentra emplazada una tecnología más avanzada para la elaboración de la compota, y nosotros mantendremos la producción que va al programa social y a las dietas del oriente cubano», precisó el jefe de Conservas Yara.

Unido a esa tradición que la distinguió en Cuba, la fábrica también ha sido la única productora del gustado néctar Taoro, una línea que, tras varios años paralizada, se logró rescatar recientemente.

«Estamos ultimando detalles para cumplir con la producción de las primeras 40 toneladas del néctar de mango en el venidero mes de abril, pues ya contamos en la fábrica con siete contenedores de la lata de 330 mililitros, con los cuales se dará cobertura, incluso, a néctares de otros sabores, porque también tenemos la materia prima garantizada», subrayó Almiral Rodríguez.

Precisamente, detrás de esa valiosa recuperación de la línea productiva, están las manos y la probada experticia de ingenieros, especialistas, obreros e innovadores que constituyen baluartes indispensables para garantizar el funcionamiento de la fábrica.

«Aquí se le busca solución a cualquier problema; por muy grande o difícil que sea, y hasta la fecha ninguno se nos ha resistido», apuntó el anirista Argelio Fernández Pérez, jefe de la Brigada de Mantenimiento, quien añadió que, con las innovaciones realizadas en la industria, no solo se ha logrado su vitalidad durante años, sino que se le han ahorrado al país cifras millonarias por concepto de importación de partes y piezas de repuesto.

Paralelamente a las ingeniosas innovaciones que distinguen al colectivo de la Fábrica de Conservas Yara, la entidad ha impulsado la diversificación de sus elaboraciones con la introducción de nuevos productos, y el fomento de un autoconsumo que permite vincular a los obreros en el tiempo muerto.

Son dos hectáreas en las que, al decir del directivo de la industria conservera, se han logrado sembrar, con tracción animal y aprovechando el agua residual de la fábrica, varios cultivos como el plátano, la yuca, la calabaza y el frijol.

ENTRE PRODUCCIÓN Y UTILIDADES

Estas estrategias combinadas le permitieron a la fábrica cerrar 2023 con más de 172 millones de pesos en las ventas netas y 21 millones de pesos de utilidades. Sin embargo, no se reflejaron de forma significativa en las ganancias individuales de los trabajadores.

«Es de las distorsiones en las que estamos trabajando, porque actualmente con la aplicación de la Resolución 87, las utilidades que generamos como entidad no solo se reparten con nuestros trabajadores, sino que también se hace con la empresa filial a la que pertenecemos, y con la otra fábrica homóloga a la nuestra, radicada en el municipio de Manzanillo», acotó Juan Franklin Almiral.

Al respecto, Luis Manuel, jefe de Producción de la fábrica, señaló que es preciso seguir revisando el sistema de pago y modificar algunos factores importantes en la distribución de las utilidades, lo que respaldaría también la estabilidad de la fuerza laboral.

Bien lo sabe Diana Rosa Vega Viltre, jefa de brigada en la línea aséptica, quien reflexionó que el esfuerzo y la entrega de quienes garantizan la sistematicidad y calidad de la producción, incluso reajustando horarios ante la compleja situación energética que enfrenta el país, aún no perciben una adecuada relación entre los resultados productivos y los ingresos adicionales.

El ingeniero Ernesto Benítez Romero, jefe de Mantenimiento de la fábrica, agregó, que los sistemas de pago se diseñan precisamente para estimular la productividad y motivar el incentivo salarial, pero a pesar de no cerrar 2023 con pérdidas y generar liquidez, «aquí eso no lo hemos logrado, y evidentemente tiene que haber un cambio».

Se trata, a juicio de directivos y trabajadores de la Empresa de Conservas Yara, de ganar en mayor autonomía, como parte de las concesiones que el país ha otorgado para el fortalecimiento de la empresa estatal socialista.

«Nuestra aspiración –afirmó el jefe de la fábrica– es poder convertirnos en una ueb o en una mipyme estatal con facultades para impulsar la gestión productiva, el proceso de contratación y la distribución de las utilidades, entre otras acciones que nos permitan seguir buscando soluciones que aporten al país, pero que también respalden el bolsillo de nuestros trabajadores».

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