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Vilma, actual y necesaria como siempre

El 18 de junio de 2024 se conmemora un nuevo aniversario -exactamente el 17- de la desaparición física de Vilma Espín Guillois, heroína de la Sierra y el Llano en los definitivos combates libertarios, y más que el recuerdo de entrañables imágenes y documentos anima a los corazones la impronta hecha obra y pensamiento aleccionador de ella inspirando la vida cotidiana de todos.

Y si hoy día Vilma es más que una evocación y una nostalgia ante la montaña gloriosa de Mícara, en el Oriente cubano donde reposan sus cenizas desde el 2007, es posible porque ella vive en la fuerza, la inteligencia, la valentía, el patriotismo y la firmeza de principios de sus connacionales, en las que influyó con su quehacer intenso para que fueran lo que son hoy.

Venida al mundo el 7 de abril de 1930, en la ciudad de Santiago de Cuba, supo mostrar muy temprano en su existencia tres características raigales de las cubanas: el temple, la generosidad y la delicadeza. Por eso no es desatinado afirmar que hoy la sentimos en las calles y campiñas de esta tierra, dondequiera que esté una congénere.

También está presente porque contribuyó a que todos los cubanos vieran cuál era el camino correcto a seguir en cuanto a participación de la mujer, la niñez y la juventud en tareas sociales y políticas, se entendiera en un principio o no, y eso supo hacerlo de manera educativa, preconizando la unidad y el amor familiar, la solidaridad entre todos, y sin descanso.

Aun quienes la buscan por estos días para rendirle el homenaje hondo en el camposanto, la encontrarán más en la serenidad y en la belleza imponente del entorno, en el amor límpido a sus familias y descendientes, que en las tristezas vinculadas a una partida. Nadie piensa en ausencia cuando la recuerda.

Igualmente se percibe a la fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas (1960), o simplemente a Vilma, como una persona dialogante y al mismo tiempo guía, abanderada y compañera que fue en tantos combates por la igualdad de género y avance de la mujer. A veces se la evoca, además, como la educadora, madre, esposa, fundadora de la familia…

Esa cubana madura y ecuánime vivió una adolescencia y primera juventud de gran dinamismo, llena incluso de acciones intrépidas y corajudas, cuando fuera la legendaria Deborah de la lucha clandestina o la multifacética guerrillera del II Frente Oriental Frank País.

Hija de una urbe de grandes tradiciones patrióticas en su devenir influyó decisivamente esa circunstancia, pero tampoco se puede ignorar el hecho de haber tenido unos padres que le inculcaron amor por el estudio, la cultura, el deporte y fuertes valores cívicos.

En 1948 se gradúa de Bachiller en Ciencias y matricula en la por entonces nueva Universidad de Oriente la carrera de Ingeniería Química.

Robusteció su formación política el golpe de Estado perpetrado por Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, aunque desde mucho antes había tenido gran participación en el movimiento estudiantil que se pronunciaba contra actos de corrupción, de injusticia, y a favor de la solidaridad con otros pueblos.

Fueron tiempos en que se la vio incansable en su ir y venir combativo que realzaba su prestancia física y modo de ser delicado. Se caracterizaba desde entonces por ser tierna y natural, amiga y compañera de las personas más humildes o desamparadas.

Como miembro de la Federación Estudiantil Universitaria Oriental (FEUO), estaba en primera fila en cada una de las manifestaciones en las calles santiagueras: desde la protesta contra el cruento Golpe de estado del tirano Batista hasta el reclamo por el retorno de las garantías constitucionales, la movilización por la muerte de Rubén Batista, asesinado por el régimen, y cuando se produce el asalto al Cuartel Moncada, en Santiago y al “Carlos Manuel de Céspedes”, en Bayamo.

Fueron entrañables los lazos de colaboración entre ella y Frank País, líder de los revolucionarios del Oriente. Después del 26 de Julio se hicieron indestructibles y la joven pasó a militar en las organizaciones fundadas por él en la lucha contra la dictadura batistiana, y cuando más adelante se creó el Movimiento 26 de Julio ambos se integraron a sus filas.

Tras titularse de ingeniera química en la medianía de los años 50, fue a pasar un postgrado en Estados Unidos. Dentro de la vorágine de la lucha clandestina, en su retorno a Cuba pasa por México, cumpliendo orientaciones de la Dirección del Movimiento. Fue una breve escala a fin de reunirse con Fidel Castro, quien le dio orientaciones y mensajes que hizo llegar a las huestes del país.

En la heroica Santiago de Cuba de entonces vivió una nueva prueba de fuego en el alzamiento armado del 30 de noviembre de 1956, en apoyo al desembarco de los expedicionarios del yate Granma. Ocurrió bajo las órdenes del propio Frank.

Asumiendo cada vez más responsabilidades políticas y militares dentro del Movimiento 26 de Julio, tras el asesinato de Frank País en 1957 la vida de Vilma estaba en serio peligro y con ello su valiosa contribución a la causa a la que se había entregado.

Desde 1958 Vilma forma parte de las filas del Ejército Rebelde, y siendo combatiente del II Frente Oriental Frank País cumplió misiones militares, organizativas, de educación, de instrucción política y educacional.

La aurora de la Revolución en 1959 trajo para ella una nueva vida y tareas distintas; pero igual de desafiantes. Una de ellas fue aceptar el encargo de Fidel de presidir la Federación de Mujeres Cubanas, fundada a instancias del Líder el 23 de agosto de 1960, con lo cual su vida y quehacer tomaron nuevas vertientes, enriquecedoras para ella y la sociedad cubana, no solo para las congéneres.

Integró el Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965, y luego fue miembro del Buró Político por varios años. Dentro del Parlamento encabezó la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la igualdad de derechos de la Mujer.

Los estandartes de los combates librados en días presentes por la equidad de géneros, contra la violencia hacia mujeres, niños y niñas, la atención a la familia en su integralidad, el respeto a los mayores, a los padres fundadores, siguen siendo metas más cercanas y posibles para Cuba, debido al liderazgo de Vilma. Por eso en su homenaje hay recuerdos y contundencia de una obra, y razones para seguir luchando. (Marta Gómez Ferrals, ACN)

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