Tecnológicas mundiales por la senda de la inequidad

Ginebra-. Más de 300 mil millones de dólares son invertidos cada año en tecnología para mejorar la capacidad de cálculo, pero nada indica que las naciones pobres podrán aprovechar las ventajas, coinciden hoy analistas.

Buena parte de los gastos sigue concentrada en los países de mayores ingresos, ahondando las desventajas precedentes, sustenta un informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Oficina del Enviado del Secretario General de las Naciones Unidas para la Tecnología.

Sin medidas mundiales en favor de la cooperación, la revolución de la Inteligencia Artificial (IA) podría ampliar la brecha entre los Estados de renta alta y baja, señala la investigación a semejanza de otros estudios globales.

Nadie pondría en dudas que la IA está revolucionando las industrias, ofreciendo enormes oportunidades para la innovación y la productividad; sin embargo, poco parece cambiar en favor del Sur Global al analizar el orden económico y financiero internacional.

Al respecto, el informe divulgado este miércoles por la OIT reconoce que en el caso de la IA también se están exacerbando las asimetrías económicas y sociales debido a las tasas desiguales de inversión, adopción y uso.

“Las naciones de altos ingresos se benefician desproporcionadamente de los avances de la IA, mientras que los países de ingresos bajos y medios, especialmente en África, se quedan atrás”, señala el texto.

Según advierte, un acceso desigual a las infraestructuras, la tecnología, la educación de calidad y la formación podría conducir a una adopción desigual de la IA, lo que a su vez agravaría las desigualdades a nivel mundial.

Los países de renta alta, opinó la fuente, están bien posicionados para aprovechar la IA, pero los demás podrían enfrentarse a cuellos de botella debido a la falta de infraestructura digital.

“Esta disparidad podría convertir un amortiguador temporal contra los cambios impulsados por la IA en un obstáculo a largo plazo para la prosperidad económica”, juzgaron los expertos de Naciones Unidas.

Además, sin industrias tecnológicas nacionales, los trabajadores de los países en desarrollo que tengan las competencias necesarias ofrecerán sus conocimientos a través de plataformas autónomas, “lo que supone una fuga de cerebros virtual”, reconoció la OIT.