Quito-. La declaratoria de muerte cruzada por parte del presidente Guillermo Lasso causó polémica en Ecuador en la semana que concluye hoy.
El pasado miércoles los ecuatorianos amanecieron con el anuncio del mandatario sobre la activación de ese mecanismo previsto en la Constitución que le permitió disolver la Asamblea Nacional y adelantar elecciones presidenciales y legislativas.
Mediante el decreto 741, Lasso dio paso a la medida un día después del inicio en el Parlamento unicameral del juicio político en su contra por el delito de peculado.
Tras la disposición, varios exasambleístas, movimientos sociales y sindicales presentaron ante la Corte Constitucional (CC) más de cinco recursos para impugnar la decisión, catalogada como inconstitucional por no cumplir con los requisitos que justifiquen su aplicación.
Sin embargo, un día después del anuncio de muerte cruzada, el órgano de justicia decidió por unanimidad desestimar los pedidos para revocar la decisión del jefe del Ejecutivo.
Horas más tarde, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de la nación sudamericana anunció el inicio del proceso previo para los comicios legislativos y presidenciales anticipados, que tienen como fecha tentativa para ir a las urnas en primera vuelta, el 20 de agosto, mientras que el 15 de octubre sería un eventual segundo turno.
A propósito, Lasso confirmó al diario The Washington Post que no planea ser candidato al proceso eleccionario anticipado abierto desde este viernes en Ecuador.
Para Lasso, la muerte cruzada debe ser vista como una salida a la crisis política y la describe como un “acto de generosidad para el país”.
Pese a que el mecanismo ha sido catalogado como un recurso fraudulento en el contexto en que fue aplicado, muchos analistas consideran que es esperanzador el hecho de que el actual momento político sea resuelto por la vía electoral.
En este sentido, el sociólogo Agustín Burbano aclaró a Prensa Latina que un sector amplio de la sociedad ecuatoriana toma distancia de la coyuntura, aun cuando es víctima de los recortes y las medidas neoliberales, porque cree que el sistema político está entrampado en problemas generados por él mismo.
Otro grupo altamente politizado, con opiniones a favor o en contra del Gobierno -explicó- no sale a las calles porque encuentra en la muerte cruzada una solución parcial, capaz de garantizar en 90 días una nueva Asamblea y la salida definitiva de Lasso del poder.
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