
Manzanillo.- La vida se encargó de brindarle el mayor de los regalos y él fue recíproco con el destino y la actitud férrea, revolucionaria, patriótica y cabal porque nacer y crecer, hacerse hombre al lado de Fidel lo supongo como desafío para el hoy General de Ejército Raúl Castro Ruz.
“Es para mí un privilegio que, además de un extraordinario revolucionario, sea mi hermano”, expuso en una ocasión el Comandante en Jefe y, después valoró que: “Raúl es un hombre de cualidades excepcionale. No sé cuánto le habrá perjudicado ser hermano mío, porque hay un árbol crecido y todo árbol crecido siempre hace una sombra sobre los demás.
“ () … desde el primer momento fue muy serio, muy responsable, muy consagrado, muy comprometido y valiente…”, referió Fidel sobre el hermano, cualidades que el hombre las refrendó en una vida dedicada por entero a la lucha por la liberación nacional y en la primera trinchera del combate, al lado de su guía.
A lo largo de su existencia, Raúl es un pilar determinante en la historia del país. Metódico, con un sólido sentido de disciplina, recritud y capacidad de gestión lo hicieron una personalidad esencial en el desarrollo y consolidación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y en la proyección de la Revolución más allá de su tiempo fundacional.
Ascendido a Comandante, es fundador del II Frente Oriental Frank País, y bajo su mando; los guerrilleros protagonizaron trascendentales batallas contra el ejército batistiano. Luego del triunfo de enero de 1959, Raúl es designado ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), cargo que ocupó hasta febrero de 2008.
En el 2006, al enfermar gravemente Fidel, asume la dirección del país. Fue electo para la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros desde 2008 hasta 2018. Además, fue primer secretario del Partido Comunista de Cuba desde el 2011 hasta el 2021, cuando asumió esa responsabilidad Miguel Díaz-Canel.
Hoy, cuando el General de Ejército Raúl Castro Ruz cumple 94 años de edad, cada una de sus ensenanzas y virtudes, cada una de sus directrices guían los nuevos combates del pueblo cubano, que lo abraza en cada amanecer convencido de que sí se puede y, agradeciéndole que, como desde el principio, el leal heramano esté en primera trinchera y con el pie en el estribo.