Conocer sobre sus inicios en la empresa extrahotelera Palmares, recién entrada en sus 20 años, motivó el intercambio con Rodolfo Ramírez Braue, dependiente gastronómico del restaurante La Filarmónica, localizado en el céntrico paseo bayamés.
Desempeñarse también como cantinero y especialista en coctelería le reafirman a Rodolfo su preferencia por la gastronomía, una labor en el cual atesora reconocimientos que se sustentan en su destreza y el trato afable al consumidor. Una máxima que cultiva desde los orígenes en un negocio familiar de renombre en la Ciudad Monumento.
Al hablar de dicho emprendimiento un fuerte acento de humildad se hizo evidente y con un discreto tono anunció ser hijo de Manuel Atocha Ramírez Ramírez, el mismo hombre que en la década del noventa propició vida y alegría a las noches bayamesas con las propuestas de la Bodega de Atocha, espacio que hoy lo supera el deterioro constructivo.
Pero Rodolfo prefiere hablar de esos recuerdos que nacieron de la pasión por hacer vinos y compartirlos.
Rodolfo Ramírez Braue, define en su habilidad para la coctelería el aporte de la magia de los vinos. Fue en ese comienzo donde cultivó virtudes que hoy lo comprometen con el arte de la gastronomía.
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