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Ejército Juvenil del Trabajo: cincuenta años de victorias

Por Manuel Lauredo Román


En la Ley 75/94 de Defensa Nacional, se define que el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), creado el 3 de agosto de 1973, en la provincia de Camagüey, es una agrupación de fuerzas y medios que forma parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), sus miembros son militares en activo, en su estructura es contemplada la categoría de trabajadores civiles y se designa para diferentes labores.

En dos cuartillas no cabe lo llevado a cabo por el EJT que este día arriba a 50 años de creado, una tropa que no ha perdido una sola batalla.

No ha existido tarea alguna que esta pujante fuerza, la más productiva del país, haya llevado a cabo sin que sea coronada por el éxito.

La agricultura cañera, los cultivos varios, los cítricos, las construcciones, el café, electrificación, vías férreas, edificaciones turísticas y la comercialización de productos para abaratarlos en mercados agropecuarios, han estado entre otras misiones a él asignadas por la más alta dirección del país.

Ha sido, y es, una fuerza de hombres que sobre la base de una disciplina militar consciente, la exigencia, la crítica y el estímulo, ha preparado a jóvenes para enfrentar otras responsabilidades en el propio organismo y otros de diferentes sectores con valores adquiridos.

La educación, la cultura y el deporte han estado presentes en los jóvenes durante su estancia en esta fuerza “sui géneris” y no han sido pocos los que han podido desarrollar sus aptitudes en este sentido para dedicarse a ellas por completo.

El Conjunto Artístico radicado en la comunidad de La Piñuela, municipio de Buey Arriba, es el encargado de llevar la recreación sana e integral a los diferentes campamentos diseminados por la provincia, brindándole además sus actuaciones a comunidades donde los niños, y adultos de todas las edades han disfrutado de sus actuaciones.

La Orden número 18 del Ministro de las FAR, General de Ejército Raúl Castro Ruz, ha servido para que cientos de soldados acogidos a ella hoy sean ingenieros, médicos, maestros y técnicos de diferentes especialidades, dentro de ellas, en las propias FAR.

En nuestra provincia, municipio como Guisa, Buey Arriba y Bartolomé Masó, entre otros, recuerdan el tránsito de los soldados del EJT por los campamentos y su vinculación con la comunidad, donde han enriquecido la flora con la siembra de árboles, el cultivo del café con el empleo de la ciencia y ahora rescatando el oficio de desmochador para obtener alimento para los cerdos.

Las actividades culturales, deportivas, recreativas y de carácter patriótico han estado estrechamente vinculadas a las escuelas de su entorno y a la población residente, la que ha recibido además, la ayuda solidaria cuando esta ha sido necesaria.

Donde la pólvora y la sangre lograron décadas atrás que el Ejército Rebelde librara batallas por la total y definitiva liberación de nuestra Patria, este nuevo ejército lleva a cabo combates de otro tipo, juntando a la sangre de ayer el sudor de hoy para regar y abonar el árbol del socialismo que construimos.

Una vez concluida su estancia en el EJT no pocos soldados optan por tierras en usufructo para continuar combatiendo en el escenario de la producción de alimentos como algo estratégico, pues los frijoles son tan importantes como las armas.

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