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De las Pequeñas Ligas, las curvas y el futuro

Después de varias jornadas de batalla concluyó hace dos días, en Williamsport, Estados Unidos, la llamada Serie Mundial de las Pequeñas Ligas, un evento en el que se coronó el equipo de California tras superar por la mínima (6-5) a Curazao en el partido final.

Como se sabe, fue un certamen histórico pues marcó el debut de Cuba, que estuvo representada dignamente por el elenco de Bayamo, capital provincial de Granma.

Debe aclararse que en 1959 una selección del municipio de Florida (Camagüey) tuvo una incursión por aquellas tierras del estado de Pensilvania, pero entonces celebró partidos que no formaron parte de la Serie Mundial, por tanto esa participación no aparece registrada en los archivos del torneo, que datan de 1947.

El propio Stephen Keener, director ejecutivo de las Pequeñas Ligas, tuvo la deferencia de reunirse con el conjunto cubano y de subrayar que Bayamo había marcado el estreno de la Mayor de las Antillas en series mundiales y eso generaba mucha alegría en él.

“Lo que más me ha marcado de este suceso histórico fue ver las sonrisas de los niños de Cuba”, dijo Keener a una pregunta de este reportero, que tuvo el privilegio de acompañar a los bayameses en su periplo por tierras estadounidenses.

En el plano competitivo los Pequeños Alazanes terminaron con balance de una victoria y dos derrotas, pero dejaron un sabor agradable en la afición, que vio cómo se batieron sin complejos contra equipos supuestamente superiores.

Haber dejado en un solo hit a Musashi Fuchu, de Japón, en el partido que perdieron 0-1 sin batear incogibles, fue un aviso de que el pitcheo nuestro sí estaba a la altura que demandaba la competencia.

En total, los bayameses solo aceptaron cinco anotaciones (una a Australia y tres a Panamá), un hecho que generó la admiración de todos los que asistieron al estadio de los Voluntarios para  ver a los pupilos de Vladimir Vargas.

El estratega solo tuvo que emplear a cuatro lanzadores: Luis Enrique Gurriell, Samuel Palencia, Ismael Ortega y Edgar Torres, este último dos veces en rol de relevo.

El gran talón de Aquiles de Cuba resultó la ofensiva, porque, descontando el choque en que noquearon a Australia 11-1, solo batearon tres hits en el resto de la lid, con dos carreras anotadas, precisamente ante Panamá, el rival que los eliminó.

Varios atletas llamaron la atención de los cronistas deportivos acreditados en la competencia, como Edgar Torres, Liusban Sánchez, Luis Enrique Gurriell y Luis Aparicio, autor del único cuadrangular de los cubanos. También se llevó titulares Samuel Palencia, quien pasó a la historia por haber ponchado a 13 rivales en cinco entradas y agenciarse la primera victoria de Cuba en estas lizas.

“Nos preparamos en Cuba para batear curvas, algo que no se hace en nuestros campeonatos de las Pequeñas Ligas, pero vimos que en los entrenamientos los lanzadores de categorías mayores no tienen los rompientes que mostraron aquí los contrarios”, me dijo Vladimir Vargas al concluir el evento.

Eso ya lanza un reto de cara al futuro porque bien se conoce que emplear curvas sí puede dañar los brazos de niños que van en desarrollo. Al respecto, podría pensarse en la posibilidad de limitar el uso de lanzamientos rompientes (algo también polémico) o de reducir el número total de pitcheos a 50, que hoy es de 85 en nuestras competiciones.

“Los primeros en tener la conciencia de cuidar los brazos somos los entrenadores. Si un niño usa 50 lanzamientos por partido y la mayoría son rectas o cambios en rectas posiblemente no dañemos su brazo, pero si el championismo nos devora, entonces sí veremos muchas lesiones”, agregó el reconocido entrenado, quien lleva 30 años preparando escuadras de categorías menores.

Sabemos que en 2024 subirá la rivalidad de las Pequeñas Ligas en Cuba pues el campeón otra vez irá directo a la Serie Mundial, pero el objetivo supremo no debe ser el anhelado viaje; hay que desarrollar nuestro béisbol en las edades tempranas, porque en estas se forja la verdadera base del deporte de las bolas y los strikes.

Después, de 2025 en adelante Cuba tendrá que eliminarse en el área del Caribe para poder asistir a Williamsport, un reto durísimo teniendo en cuenta que Curazao siempre será un rival directo y ese equipo ha sido el representante internacional en  las finales de 2019, 2022 y 2023. (No hubo torneo en 2020 y el de 2021 fue sin equipos estadounidenses).

Volviendo al equipo de Bayamo: puso en alto el nombre de su municipio, de Granma y del país. Y lo hizo sorteando varias adversidades y sufriendo, a última hora, la baja de Fabián Montero, uno de sus puntales en el pitcheo. Para esos niños y sus entrenadores: aplausos sin parar.

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