El término estudiante aplica a cualquier persona que está dedicada al aprendizaje y práctica de conocimientos, bien sea en una disciplina, ciencia o arte. Por ello, dedicar un día a celebrarlos, es también conmemorar a los seres humanos en su rol de creadores y aprendices.
La conmemoración del Día Internacional del Estudiante es punto de partida para nuevas metas. La fecha tiene particular significación. El objetivo es dar una mayor importancia al estudiante y a la educación como derecho de todos.
Por ello el décimo séptimo día de noviembre ha estado relacionado con la primavera debido a que esta estación es asociada con la esperanza. Desde esta apología los estudiantes reverdecen la esperanza de una sociedad o nación apegados a la historia.
El 17 de noviembre de 1939 jóvenes checoslovacos, decididos a liberar a su tierra natal del yugo hitleriano, protagonizaron una heroica resistencia en las calles de Praga. Los fascistas invadieron las residencias y luego de varios enfrentamientos y arrestos de estudiantes, 9 de ellos fueron fusilados, todas las instituciones checas de educación superior fueron cerradas y más de mil 200 estudiantes enviados a campos de concentración.
Con sus nombres también se conforma el largo panteón de jóvenes que, en diversas latitudes, han hecho del compromiso con su tiempo un largo trayecto hacia la inmortalidad. Como homenaje a aquellos valerosos jóvenes, el 17 de noviembre se convirtió en símbolo del estudiantado mundial en la lucha contra el fascismo, por la libertad, la democracia, el progreso social y la paz.
En el mundo actual muchos siguen siendo los sueños y derechos a conquistar entre los que se encuentra una educación gratuita y de calidad. Pero el espíritu que engrandece la insaciable sed de futuro, la indomable rebeldía del estudiante que no se conforma con lo hecho permanece intacto. Su grito de igualdad para todos por encima de nacionalidad, raza, creencia y religión, cada 17 de noviembre, desde todas las voces, nos recuerdan que hay camino que andar todavía.
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