Luis Almaguer Meireles como licenciado en Educación primaria ha mantenido una ardua labor profesional dedicada a los niños. Y en su basta experiencia ha merecido múltiples reconocimientos.
¿Cómo logra establecer ese vínculo necesario con las familias para que la educación sea efectiva?
“Hay tanto de responsabilidad como de vocación en la tarea de educar. Cuando hablas de ello, incluyes la instrucción académica, la formación en valores, un estilo de vida. Me maravillo de ver crecer buenos hijos de la patria cuando los he ayudado a formar, porque lógicamente, el maestro tiene que ir a la casa de sus alumnos, conversar con los padres o tutores en un ambiente adecuado y no siempre resulta factible desde la institución educativa. Esa preocupación, valorar las realidades de los pioneros es trabajar de manera diferenciada y más efectiva”.
Actualmente trabaja en la comunidad de El Jardín y vive en Babiney. ¿Cómo asegura esa labor primordial que es llegar temprano a impartir conocimientos en medio de un contexto adverso?
” Ya con los años conozco a mucha gente y el maestro posee un reconocimiento público. Por eso, me traslado en cualquier transporte. A veces me quedo a dormir allá y no me falta nada, por las buenas amistades y si el momento lo requiere, pues camino a pie. Porque aún estoy fuerte para trabajar”.
Usted es también delegado de la circunscripción 31 en Babiney. Ejerce dos tareas fundamentales. ¿Cómo establece su orden de prioridades para garantizar ambas prestaciones públicas?
“Sí, es tarea fuerte para cualquiera. Pero en mi caso he llegado a ser incluso presidente del Consejo popular, domino ambas funciones. Y mire que tienen cosas en común: soy servidor público, visito la gente, realizó trabajo preventivo en las dos responsabilidades, trabajo con todo tipo de familias, colaboro, oriento, me capacito si es necesario, pero me encanta hacer lo que hago. La gente confía en mi labor y eso me compromete mucho más. Como hijo de esta Revolución, a ella me debo y le sirvo con humildad, agradecimiento y voluntad”.