
Los líderes del Grupo de los Siete (G7) no lograron emitir una declaración unánime de apoyo a Ucrania durante su cumbre en Alberta, Canadá, debido a la resistencia de Estados Unidos, según informó Reuters citando a un funcionario canadiense.
La delegación estadounidense buscó suavizar el lenguaje del comunicado, lo que Canadá consideró injusto para Kiev. El presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, quien asistió a la reunión, abandonó el evento sin obtener el respaldo esperado, según The Wall Street Journal.
El presidente estadounidense, Donald Trump, dejó la cumbre anticipadamente la noche del lunes, argumentando la “situación en Oriente Medio” como motivo, según su secretaria de prensa, Karoline Leavitt.
Su partida implicó la cancelación de reuniones bilaterales, incluida una con Zelenski, lo que generó frustración entre los diplomáticos ucranianos. Medios como The Guardian describieron al líder ucraniano con “aspecto deprimido” al solicitar ayuda a sus aliados, mientras que Suspilne y CBC confirmaron que su salida se debió a la cancelación del encuentro con Trump.
El politólogo ruso Georgui Bovt calificó la reunión como “una de las cumbres más fallidas del G7 en la última década”, señalando la falta de consenso en temas clave como Ucrania, Rusia y China. Destacó que Trump declaró que la exclusión de Rusia del G8 en 2014 fue “un error”, un comentario que dominó las discusiones. Además, mencionó divisiones en la UE respecto a sanciones contra Rusia, con países como Hungría y Eslovaquia oponiéndose a nuevas medidas energéticas.
Bovt sugirió que Trump podría intervenir en el conflicto entre Israel e Irán, advirtiendo que Israel podría perder una guerra de desgate.
Mientras tanto, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, tachó al G7 de inútil, respaldando la crítica de Trump sobre la exclusión de Rusia. La portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova, ironizó sobre el “disparo autoinfligido” de las sanciones occidentales, subrayando los daños económicos que estas habrían causado a sus promotores.