Una empresa conjunta de Raytheon Missiles y Lockheed Martin ha recibido un contrato por 311 millones de dólares para suministrar 1.800 misiles antitanque Javelin, con el fin de reponer aquellos enviados por EE.UU. a Ucrania, anunció este jueves el Departamento de Defensa de la nación norteamericana.
De los registros del Pentágono se deprende que la empresa conjunta Javelin Joint Venture ya ha obtenido un total de 663 millones de dólares en contratos este año en el marco de los programas de armamento para Kiev.
Adicionalmente, Raytheon obtuvo 624 millones de dólares en mayo para producir repuestos para los misiles Stinger enviados al país eslavo, mientras que Lockheed Martin recibió un contrato por 33 millones de dólares en agosto para componentes de lanzacohetes HIMARS.
“Mientras utilizamos diversas facultades para reponer nuestras propias reservas, la industria puede esperar una señal fuerte y persistente de demanda”, comentó el subsecretario del Pentágono para Adquisiciones y Sostenimiento, William LaPlante, en un comunicado.
Según admite el propio Departamento de Defensa, Washington ha proporcionado a Ucrania “más de 17.200 millones de dólares en ayuda para la seguridad” desde 2014, y más de 14.500 millones desde que se intensificaron las hostilidades en febrero. La mayor parte de los fondos destinados a Kiev van en realidad a la industria militar estadounidense, para reponer los arsenales del Pentágono.
Cabe mencionar que el actual secretario de Defensa, Lloyd Austin, formó parte de la junta de directores de la matriz Raytheon Technologies después de retirarse del Ejército.
El embajador ruso en Washington, Anatoli Antónov, afirmó en una entrevista con RIA Novosti el miércoles que Occidente hace todo para convertir a Ucrania en un “campo de entrenamiento” para la eliminación de armas obsoletas y el ensayo de nuevos equipos militares de la OTAN contra las armas rusas.
Antónov subrayó que EE.UU. es el único país que se beneficia del conflicto en Ucrania, mientras que la política y la economía de Europa dependen cada vez más de Washington, “totalmente subordinada a su voluntad”.
“En la guerra, los fabricantes de armas estadounidenses siempre se vuelven más ricos”, agregó.
“En este contexto, las declaraciones de Washington de que Estados Unidos no es parte del conflicto resultan completamente ridículas e infundadas”, resaltó Antónov.
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