Aunque se ha repetido en trabajos periodísticos muchos desconocen todavía que Carlos Manuel Perfecto del Carmen de Céspedes y López del Castillo fue el primero en Cuba en muchos aspectos, no solo vinculados a la Revolución que él mismo iniciara.
Sería válido recordar hoy, a 150 años de su caída en combate, en las montañas de San Lorenzo (actual territorio del municipio santiaguero de Tercer Frente), que se convirtió en uno de los autores de La Bayamesa, estrenada el 27 de marzo de 1851 en la Ventana de Luz Vázquez y considerada la primera canción romántica y trovadoresca de nuestro país.
Céspedes, además, tradujo del francés al español las 26 reglas primarias del ajedrez y las publicó en 1855, en una serie de artículos, en el periódico El Redactor, de Santiago de Cuba. Lo hizo incluyendo comentarios propios y por eso es considerado el precursor del juego ciencia en Cuba.
Ese propio medio de prensa lo describía como un “temible jaqueador”, un calificativo que lo acompañó hasta el mismísimo día de su muerte, pues aquel fatídico 27 de febrero de 1874, antes de morir, sostuvo una partida de ajedrez con José Lacret, prefecto de San Lorenzo.
Como si no bastaran esos hechos extraordinarios, fue el primero en alzarse por la independencia, el memorable 10 de octubre de 1868, en su ingenio azucarero La Demajagua. Al levantarse con 37 precarias armas llamó “ciudadanos” a sus antiguos esclavos, los liberó para siempre y los convidó a que se lanzaran junto a él a la guerra desigual contra España.
No podemos olvidar que esa rebelión estuvo acompañada por una bandera, que hubiera sido nuestro estandarte nacional si no se hubiese aprobado en la Asamblea de Guáimaro (10 de abril de 1869) el traído por Narciso López.
Por méritos incuestionables se convirtió en la citada reunión en el primer Presidente de la República en Armas, un cargo en el que estuvo cuatro años y del que fue depuesto de manera lamentable, una separación que incidiría luego en el fracaso de la guerra.
En los 83 días en que Bayamo logró ser una ciudad libre (20 de octubre de 1868 -12 de enero de 1869), el Iniciador fundó El Cubano Libre, primer periódico independentista, que estuvo dirigido por José Joaquín Palma.
Sumemos que el abogado bayamés ganó el epíteto de Padre de la Patria. Se ha escrito en varias ocasiones que surgió a raíz de su famosa frase: “Oscar no es mi único hijo, lo son todos los cubanos que luchan por las libertades patrias”.
Es cierto que esa sentencia, con la cual no aceptó deponer las armas a cambio de un presunto perdón para su hijo, lo inmortalizó. Pero si no hubiera ocurrido el episodio del chantaje, como quiera Carlos Manuel se hubiera convertido en el padre de una nación entera.
A Céspedes se le considera el precursor de la numismática nacional porque tuvo la idea de imprimir papel moneda propio, ajeno a la metrópoli. Y es, también, el padre de la diplomacia cubana pues apenas comenzó la contienda se dio a la tarea de que distintos países reconocieran la causa independentista; de modo que comisionó a varios revolucionarios para realizar labores diplomáticas en esas naciones.
Su quehacer multifacético lo llevó a actuar en obras de teatro en Bayamo y Manzanillo, a declamar poemas en tertulias familiares, a escribir versos hondos, a dirigir puestas en escena, a dominar varios idiomas.
Por todo eso debemos inclinarnos una y otra vez ante el hombre de carne y hueso, ante el abogado, estadista, traductor, poeta, periodista, actor, director teatral y autor de temas musicales. Debemos hacer la reverencia ante el Iniciador, el Padre de la Patria, el hombre que quiso fundar una nación y un sueño y dio su propia vida en ese propósito.
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