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Polo Torres, inspiración para arrieros y revolucionarios

Polo, el Capitán Descalzo

Bayamo-. Dedicar en 2025 el Encuentro de Arrieros y Fabulaciones Serranas a Hipólito Torres Guerra (1929-2021), constituye merecido honor y tributo de agradecimiento a un grande de la guerrilla en la Sierra Maestra, expresó en esta ciudad el historiador Aldo Daniel Naranjo.

Más conocido como Polo, el Capitán Descalzo, fue un humilde campesino que consagró bienes y vida al servicio del proyecto revolucionario cubano, por cuanto su ejemplo debe ser hoy inspiración para quienes practican el oficio arrieril, no solo en Buey Arriba, sino en las montañas de todo el país, subrayó.

En sus habituales sedes de la citada localidad de la provincia de Granma, la edición 23 del evento quedó inaugurada este domingo, precisamente con la apertura de una exposición de objetos pertenecientes a Torres Guerra, colaborador del legendario guerrillero argentino-cubano Ernesto (Che) Guevara, durante la Guerra de Liberación Nacional (1956-1958).

Sobre su existencia indisolublemente ligada al trabajo en el campo y el ancestral oficio de arriar mulos, Naranjo recordó que Polo vivió de joven en la zona rural del actual municipio de Campechuela, donde creó una familia y sus principales actividades fueron las de agricultor, por lo cual se hizo de un arria, para poder transportar los productos hacia los mercados del área del Golfo de Guacanayabo.

Pero el mozo tenía empeños mayores, dijo, pues quería contar con finca y negocio propios, y por eso un día del año 1955, decidió adentrarse en lo más recóndito de la Sierra Maestra, buscando un pedazo de tierra realenga, hasta que encontró su sitio ideal en un rincón bastante inhóspito de la vertiente sur de la esa cordillera.

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Los primeros tiempos en aquel lugar de mucho bosque, frío y lluvia -al cual bautizó como La Mesa-, los pasó en una cueva, y consumía sus alimentos en una piedra que, simbólicamente, le servía de mesa, relató el historiador.

Destacó que tiempo después, tras el desembarco de los expedicionarios del yate Granma y la creación del Ejército Rebelde, en diciembre de 1956, Hipólito supo del movimiento por aquellos lares de una tropa guerrillera, bajo el mando del entonces teniente Ernesto Guevara.

Luego de curar a los heridos del Combate de El Uvero, en julio de 1957, el argentino, junto a 34 hombres, retornaba al reencuentro del líder Fidel Castro, y fue entonces cuando tuvo lugar el primer contacto entre el campesino y los combatientes guerrilleros, señaló.

Destacó Naranjo que al Che le llamó bastante la atención aquel hombre blanco, muy delgado – era puro hueso- y de andar siempre descalzo, condición esta última que terminaría convirtiéndolo en un símbolo para la historia.

Así surgió el mote de “el combatiente descalzo”, y en la medida que fue adquiriendo prestigio comenzaron a llamarlo el Capitán Descalzo, aunque él no mandaba ninguna tropa, pues fue más bien un ascenso nominal, simbólico, explicó.

Desde ese primer momento, la historia recoge cómo Polo puso todos sus recursos en función de cooperar con el crecimiento de la guerrilla revolucionaria, y para esas labores tuvo que rearmar el arria de mulos.

Sobrevino entonces una etapa de permanente colaboración, que permitió concebir y emplazar, en aquel intrincado paraje, la Comandancia de Pata de La Mesa, donde se crearon importantes instituciones de valor económico, social, político y asistencial, como hospital, escuela, imprenta y armería.

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El consagrado aporte de Torres Guerra resultó esencial para la materialización del estratégico enclave, y fue justamente sobre sus hombros, y en los lomos de sus mulos, donde se cargaron las maderas y otros materiales de construcción, agregó Naranjo.