
Naciones Unidas-. El nuevo sistema de distribución de ayuda en Gaza “se ha convertido en un campo de batalla”, afirmó hoy el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa), Philippe Lazzarini.
De acuerdo con el funcionario, se ha reportado la muerte de más de 400 personas hambrientas desde que comenzó a operar hace apenas un mes.
Aseguró que recibieron disparos mientras intentaban acceder a alimentos para ellos y sus familias, enfatizó.
Denunció que se están publicando testimonios de soldados que abrieron fuego indiscriminadamente y, en medio del caos, los niños quedaron separados de sus familias: desorientados y traumatizados.
«El sistema dista mucho de respetar el principio de humanidad. No está diseñado para combatir el hambre y a menudo se justifica con el pretexto de un desvío de ayuda que aún no se ha demostrado», advirtió el comisionado.
Alertó que, en lugar de una «distribución ordenada de alimentos», este sistema genera deshumanización, caos y muerte.
«Esto no puede convertirse en la nueva norma. Esta abominación debe terminar mediante el retorno de las entregas humanitarias de la ONU, incluyendo a la Unrwa», señaló.
Remarcó que se necesita un alto el fuego y el asedio debe levantarse para restablecer el flujo normal de productos básicos, como alimentos, medicamentos, jabón y combustible.
Por su parte, la organización Médicos Sin Fronteras denunció hoy que el esquema de distribución de alimentos impulsado por Israel y Estados Unidos en Gaza es “una masacre disfrazada de ayuda humanitaria” y debe ser desmantelado de inmediato.
«La forma en que se distribuyen los suministros obliga a miles de palestinos, que han sido sometidos a un asedio israelí de más de 100 días, a recorrer largas distancias para llegar a los cuatro puntos de distribución y pelear por migajas de alimentos», recalcó.
La organización responsabilizó al esquema, coordinado por la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), de convertir la ayuda alimentaria básica en una experiencia mortal.
De acuerdo con este colectivo, «los cuatro puntos de distribución, todos ubicados en zonas bajo pleno control de las fuerzas israelíes tras el desplazamiento forzado de sus habitantes, son del tamaño de campos de fútbol rodeados de torres de vigilancia, montículos de tierra y alambre de púas”.
«La entrada vallada ofrece un solo punto de acceso. Los trabajadores de GHF dejan caer los palés y cajas de comida, y luego abren las vallas, permitiendo que miles entren al mismo tiempo para luchar hasta por el último grano de arroz”», agregó.