
La diversidad de los seres humanos nos vuelve únicos y nos enriquece como sociedad. Ser todos diferentes nos lleva a la posición de respetar y aceptar cada una de las peculiaridades de cada individuo.
Personas con diferentes condiciones, pensamientos, habilidades, discapacidades, o no, forman parte de la sociedad y desde cada grupo poblacional aportan de acuerdo a sus condiciones y preparación a la comunidad.
El trastorno del espectro autista, conocido como (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación.
El autismo se manifiesta de forma diferente en cada individuo, muchas de estas personas pueden hablar, otros lo hacen mínimamente, algunos con discapacidad intelectual y otros que no tienen el intelecto afectado, varios requieren apoyo considerable mientras que otros son totalmente independientes.
A pesar de que aún existen muchos desafíos para su plena inclusión social, también se han alcanzado notables avances en cuanto a su integración al entorno que los rodea.
La participación en actividades sociales, culturales y deportivas, la inserción laboral, la posibilidad de formar matrimonios y familias. A esto y mucho más, pueden acceder las personas con algún síndrome del espectro autista.
Eliminar los estereotipos seguirá siendo una tarea difícil pero no imposible, que con el apoyo de todos y para el bien de la sociedad se puede alcanzar.