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Cinco Palmas, un jalón para continuar y vencer

“Cinco, más dos que tengo yo, siete. ¡Ahora sí ganamos la guerra!”, exclamó en Cinco Palmas, Sierra Maestra, el líder Fidel Castro el 18 de diciembre de 1956 junto a su hermano Raúl y otros combatientes, reunidos nuevamente luego de la dispersión de los expedicionarios del yate Granma, tras el viaje desde México a Cuba.

Venían del primer revés, más que combate, destructor de su unidad, ocurrido al ser bombardeados por el ejército batistiano en la jornada del 5 en un cañaveral cercano a Alegría de Pío.

Entre las pérdidas humanas derivadas de aquel encontronazo desigual estuvo la captura, tortura y posterior asesinato del segundo jefe de la expedición, Juan Manuel Márquez.

Divididos en más de 20 grupos de hombres se separaron para lograr llegar con mejor suerte al firme de la Sierra Maestra. Los rebeldes transitaron un camino desconocido perseguidos por la soldadesca, bajo la orden expresa del dictador Fulgencio Batista de dar muerte a cada expedicionario, y en especial a su jefe.

El 16 de diciembre, Fidel Castro, Universo Sánchez y Faustino Pérez fueron recibidos por Ramón Pérez Montano, campesino dueño de la finca El Salvador, donde estaba enclavado el sitio nombrado Cinco Palmas, a punto para ser testigo de un suceso histórico.

Tanto Faustino, como Universo, Ramón y otros combatientes que después se sumaron eran miembros de la red de colaboradores organizada para apoyar a los revolucionarios.

La llegada de Raúl Castro a Cinco Palmas se produjo el 18, en unión de Efigenio Ameijeiras, Ciro Redondo, René Rodríguez y Armando Rodríguez.

Luego del abrazo de bienvenida, Fidel le preguntó a Raúl cuántos fusiles tenía, la respuesta fue inmediata y a continuación la famosa frase del líder revelada al comienzo, imbuido por la gran fe que siempre sintió por la causa justa de los cubanos.

Para que ocurriera el memorable encuentro fue decisiva la disposición de esos primeros colaboradores, dirigidos por Celia Sánchez, algo esencial para que el futuro Ejército Rebelde existiera y se multiplicara desde la cita en Cinco Palmas.

Sobresalieron entre ellos Crescencio, Mongo e Ignacio Pérez, Guillermo García, Hermes Cardero, Primitivo Pérez y Laurel Pérez.

El 21 de diciembre arribaron Juan Almeida, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés, Francisco González y Reinaldo Benítez, y ya con 25 hombres cuatro días después tomaron la ruta hacia lo intrincado de la serranía.

Formaban la columna inicial expedicionarios sobrevivientes y varios campesinos recién incorporados. En poco tiempo, esa pequeña fuerza libró el primer combate victorioso en la toma del cuartel de La Plata, en la madrugada del 17 de enero de 1957.

Ya empezaba a cumplirse la convicción o premonición del jefe máximo de los guerrilleros, de que finalmente esta vez la Revolución triunfaría.

El General de Ejército Raúl Castro recuerda siempre que Cinco Palmas permitió continuar y revelar una característica señera de Fidel, la de no concebir la rendición y luchar contra viento y marea por la victoria, costara lo que costara.

Fidel mostró que sí se puede, sí se pudo y siempre se podrá, como decisión irrevocable de los cubanos, puntualiza desde el presente Raúl, si se combate contra viento y marea, enfrentando las dificultades.