
Manzanillo. – Un padecimiento del padre lo impulsó a estudiar Medicina, y “cuando me adentré en ese fascinante mundo, el encanto resultó la pediatría para así cuidar a los pequeños, y que no llegaran a ser adultos enfermos”.
Hoy, con 37 años de edad, Alberto Damián García Guerra, es el director general del Hospital provincial Pediátrico Docente Hermanos Cordové, de Manzanillo.
“No es fácil dirigir a quienes fueron tus profesores, a los que valoro con mucho respeto, nos sentamos a dialogar y el consenso, sobre la base de la ciencia y en beneficio del paciente, puede llegar sujeto de ambos lados. Experiencia y juventud son aquí armoniosas. Cuando los niños retornan curados a casa, que el padre lo reconozca, te abrace y también sonría son momentos únicos.
“¿Mi colectivo? Muy consagrado, médicos, enfermeras, especialistas, técnicos y trabajadores no tienen ni día ni hora para esforzarse en cada tarea, no obstante, las limitaciones. Aquí soy feliz y agradezco a la vida esta oportunidad”.
García Guerra habla orgulloso de que en el tiempo “crudo” de Covid-19 no falleció ningún pequeño, y en el presente son satisfactorios los indicadores que miden la eficiencia de la labor hospitalaria. Además, la calificación de excelencia que recibió la especialidad y sus procesos docentes – educativos por parte de la Junta de Acreditación Nacional.
“Mis reglas de oro son el ejemplo, el sentido de pertenencia hacia una labor tan sensible como la que llevamos adelante. No deben faltar la disciplina y responsabilidad, la organización, el chequeo y evaluación de las tareas. Hay que convertirse en el padre y amigo, el investigador de ese niño porque, ciertamente tienes que adivinar lo que sucede, porque muchos no cooperan. Llegarle con paciencia, sensibilidad y amor.”