
Washington-. Después de felicitaciones y hasta un Dios los bendiga cuando anunció unilateralmente un acuerdo de alto el fuego, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió hoy contra Israel e Irán, porque la crisis sigue.
Trump -que por cierto se quejaba hace poco que no tenía un Premio Nobel de la Paz- dio a conocer los términos de un supuesto cese total de las hostilidades y hasta le puso nombre al conflicto: La Guerra de los 12 Días, pero en concreto el conflicto continúa y al mandatario le salió a flote el descontento.
«Básicamente, tenemos dos países que han estado luchando tanto tiempo y con tanta intensidad que no tienen ni idea de lo que hacen», dijo el presidente Trump a los periodistas en la Casa Blanca, poco antes de salir rumbo a La Haya para la Cumbre de la OTAN.
Previamente tampoco podía faltar un descargo en su Truth Social. Allí escribió le dio una orden a su fiel aliado en Medio Oriente: «Israel. No lances esas bombas. Si lo hacen, será una violación grave. ¡Traigan a sus pilotos a casa, ya!»
Trump comentó a la prensa que vería si podía detenerlo cuando se le preguntó sobre los continuos ataques lanzados por ambas partes durante la noche, después de que se implementaran partes del alto el fuego.
“Ellos (Irán) lo violaron, pero Israel también lo violó”, afirmó Trump, quien el sábado hizo la arriesgada apuesta política de lanzar ataques contra tres instalaciones nucleares de la República Islámica sumándose así al conflicto.
“Israel, en cuanto firmamos el acuerdo, salió y lanzó una cantidad de bombas como nunca antes había visto. La mayor cantidad que hemos visto. No estoy contento con Israel. Cuando digo: ‘Bien, ahora tienen 12 horas’, no salen en la primera hora y simplemente les lanzan todo lo que tienen. Así que no estoy contento con ellos, ni tampoco con Irán”, añadió.
Más adelante, el mandatario insistió que le “molesta mucho” que Israel siguiera adelante sin respetar la anticipada tregua, en lo que constituyeron las críticas públicas de Trump a su incondicional aliado en un aparente cambio significativo con respecto a su política y la de sus antecesores respecto a Tel Aviv.
Ya algunos expertos habían advertido que ese alto el fuego se trataba más de una coreografía geopolítica que una solución de fondo.
Aunque el cese al fuego evitaría una escalada mayor en Medio Oriente, también los propios analistas dejaron claro que la situación era demasiado frágil y que el conflicto entre Israel e Irán permanecía latente, pendiente de cómo se reacomoden los intereses estratégicos de las potencias involucradas. No pasaron horas para que les dieran la razón.
Este martes, Irán enfatizó desde la Conferencia de Desarme de la ONU en Ginebra que no renunciará a su derecho a usar la energía nuclear con fines pacíficos, pese a ataques de Estados Unidos e Israel.
El pasado 13 de junio, Israel, sin previa declaración de guerra, atacó Irán con el objetivo de desmantelar su programa nuclear. Trump se unió a la contienda el día 21 después de desacreditar las evaluaciones de su comunidad de inteligencia, la cual afirmó que Teherán no estaba intentando obtener un arma de ese tipo.
Sin embargo, Trump dijo que se equivocaban porque Irán estaba “a pocas semanas” de lograrlo.
Mientras, en el Congreso de Estados Unidos, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, se opone a la resolución bipartidista sobre poderes de guerra para autorizar los ataques de Trump contra Irán.
El representante de Kentucky Thomas Massie, opuesto a que se involucre de nuevo a Estados Unidos en conflictos extranjeros, presentó una iniciativa en el Capitolio para frenar la participación de Estados Unidos en ese nuevo frente bélico.
Y este martes también el representante Al Green (demócrata por Texas) presentó otra iniciativa: un artículo de juicio político (impeachment) contra el presidente Trump, acusándolo de no notificar ni solicitar la autorización del Congreso antes de que Estados Unidos lanzara ataques contra tres instalaciones nucleares iraníes durante el fin de semana.
La resolución alega “abuso de poderes presidenciales al ignorar la separación de poderes, lo que degenera la democracia estadounidense en autoritarismo al usurpar inconstitucionalmente la facultad del Congreso para declarar la guerra”.