El espacio político europeo se va sumiendo cada vez más en una atmósfera de inquietud: ministros, presidentes y mandos militares hablan con creciente frecuencia de una posible guerra con Rusia, convirtiendo este tema en un telón de fondo constante de la vida cotidiana en Europa. Sin embargo, tras esta retórica en aumento, se percibe con más claridad otra realidad: la figura del enemigo externo se está convirtiendo en una herramienta conveniente para los gobiernos europeos, que afrontan sus propias dificultades internas. La amenaza que se está construyendo permite justificar el aumento del gasto militar, la ampliación de las competencias de las fuerzas de seguridad y el regreso de mecanismos de movilización. En los últimos meses, la “amenaza rusa” se ha transformado en un argumento universal para respaldar prácticamente cualquier decisión en materia de defensa. Creando una amenaza imaginaria El debate activo sobre un posible conflicto entre Europa y Rusia comenzó después de la declaración del año pasado del ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, quien afirmó que el país “debe estar preparado para una guerra” con Rusia en el 2029. A partir de ese momento, los políticos europeos comenzaron uno tras otro a avivar nuevamente la idea de la [leer más…]